Jade, símbolo de pureza y serenidad

Muy apreciado en Oriente, simboliza la sabiduría conseguida con tiempo y perseverancia. Está asociado con el chaKra corazón e incrementa el amor y los cuidados. Protege a quien la lleva de sufrir algún daño y le aporta armonía. Atrae la buena suerte y amistad.

PSICOLÓGICAMENTE: el jade estabiliza la personalidad e integra cuerpo y mente. Promueve la autosuficiencia. Libera pensamientos negativos, alivia la mente y estimula las ideas. El jade, puesto en el tercer ojo, ayuda a recibir sabiduría, es decir, conocimiento asimilado o directamente aplicado, refuerza las facultades mentales y favorece el razonamiento.
EMOCIONALMENTE: es una «piedra del sueño”, puesta sobre la frente produce sueños significativos. Favorece la liberación emocional, especialmente de la irritabilidad.
ESPIRITUALMENTE: el jade te anima a ser quien realmente eres. Te ayuda a reconocerte como un ser espiritual en un recorrido humano y despierta el conocimiento oculto.
Es un armonizador de energías tanto para el cuerpo humano como para las casas, de ahí que en la antigüedad se utilizaran esculturas en jade para decorarlas. La armonización de las energías se plasma en un efecto calmante y tranquilizante ideal para personas que sufren de los nervios. Es un cristal que relaja mucho y permite la superación de traumas psíquicos. Tonifica los nervios y suaviza las emociones.

Ideal para limpiar los chakras, especialmente si se utilizan los jades de los colores asociados. De todos modos el jade verde se puede utilizar para todos. El verde es ideal para el chakra cuarto.

En meditación nos ayuda a encontrar la paz interior y la armonía de nuestro espíritu.
Se cree que el jade trae buena suerte, salud y fortuna, ayuda en el parto y protege a los niños de las enfermedades. Por toda Asia millones de personas llevan amuletos de jade y creen que les procura a sus propietarios poder, erudición, pensamientos puros, larga vida e inmortalidad.
Llevar una piedra de jade mientras trabajas en el jardín puede mejorar la salud de las plantas, o también enterrar cuatro piedras en el perímetro del jardín resulta efectivo

CURACIÓN: una piedra limpiadora que facilita las funciones corporales de filtración y eliminación, la piedra por excelencia para los riñones. La jadeíta y la nefrita tienen las mismas propiedades curativas. El jade trata los riñones y las glándulas suprarrenales. Fomenta la fertilidad y ayuda en el parto. Actúa sobre las caderas y el bazo.

Hay jade de muy distintos colores, el más conocido es el jade verde. También es el más utilizado en gemoterapia por sus poderosas propiedades curativas.
Los españoles designan el jade con la expresión «piedras de ijada» y de ahí proviene la palabra inglesa. El término jade en realidad designa dos tipos de piedra diferentes que se parecen mucho: el más común es la nefrita y el más caro, la jadeíta. La intensidad del color y la transparencia son los factores más importantes para juzgar la calidad.
La nefrita se encuentra por todo el mundo y presenta en una gran variedad de colores. La jadeíta viene predominantemente de Birmania y aunque está disponible en gris, amarillo, rosa, azul, lavanda, rojo, blanco, marrón y negro, su color más popular es el verde.

El jade nunca llega a ser completamente transparente, cuanto más se aproxime a la transparencia, más valor tiene. Los colores más valorados son el verde “Imperial” y el verde manzana, muy raro. El jade lavanda es muy poco común y alcanza precios altos. Un remolino verde de jade en una piedra que normalmente es blanca se conoce en chino como “musgo en nieve” y se vende por sumas considerables. El jade amarillo es energético y estimulante, pero está dotado de cierta melosidad que le permite dar alegría y felicidad. Enseña la interconexión de todos los seres. Potencia los sistemas corporales digestivo y excretor.

La jadeíta debe examinarse con un microscopio para ver si tiene alguna fractura interna que reduzca su valor. La calidad del grabado también es un factor importante del valor.

A menudo se tiñe la jadeíta de color verde o lavanda. La mayoría de jadeíta teñida no tiene muy buen aspecto. El jade a menudo se vende por piezas más que por peso en quilates.

Asociado durante mucho tiempo a la cultura china, en realidad el jade se usaba en la civilización maya de Centroamérica cientos de años antes de que alcanzará su posición en el Imperio Medio. Los mayas extraían la jadeíta en Guatemala y la transformaban en armas y utensilios.

La adoración de los chinos por el jade empezó en la era Neolítica cuando se utilizaba la nefrita de los Montes Kunlun en ceremonias religiosas, en la agricultura y en la guerra. La “Piedra del Cielo” adquirió tanto prestigio con los emperadores chinos que Confucio llegó a escribir que los hombres debían aspirar a sus cualidades de benevolencia, inteligencia, honradez, humildad, resonancia, lealtad, fe, virtud y verdad.

El jade es más duro que el granito, cuando los diamantes se introdujeron por primera vez en China entre 1.005 y 221 antes de Cristo, en principio se les valoró más como instrumentos de grabado del jade que como gemas en sí.

Aunque el jade se ha asociado con la cultura china, no fue hasta l.784 cuando la jadeíta birmana llegó hasta allí y suplantó a la nefrita local como piedra imperial. Para los chinos es conocido como “la piedra del cielo”, la piedra mágica que brinda protección a la persona que la usa. También es llamada la piedra de la Felicidad y la Buena Suerte. Si regalan una pieza de Jade están brindando belleza y fortuna haciendo nacer una amistad eterna y benevolente.

Los maoríes de Nueva Zelanda también usaban armas de nefrita. La estructura fibrosa de la nefrita está comprimida muy densamente, lo que convertía esta piedra preciosa en “perfecta machacadora de cráneos”.

 

Las pulseras de Jade constituyen bellas piezas de joyería, son objetos de protección y curación. Buscan activar, enaltecer y atraer distintos aspectos de la vida tales como el Amor, la Prosperidad y Protección. Antes de usar alguna pieza de Jade es conveniente activarlo con un deseo personal, lo más específico posible.