El don de las buenas personas

Las buenas personas en ocasiones, cometen el error de descuidarse un poco y mirar más por las necesidades ajenas que por sí mismas. No se dan cuenta. Es su esencia, su forma de ver el mundo: dándolo todo por los demás.
Algunos no pueden ver el esfuerzo de otras personas por hacerles la vida más fácil, para ellos las buenas personas pasan desapercibidas.
La casualidad pudo rodearte de buenas personas que formaran parte de tu día a día, y que te enriquecieran con sus palabras y esa sutil humildad carente de egoísmos. También tú puedes ser una de esas personas acostumbradas “a dar”, de las que desean por encima de todo la felicidad de los suyos cuidando cada detalle.

Puede que hace mucho que no te dediquen pequeños detalles que alegran el corazón. Puede que cuando menos te lo esperes, alguien te sorprenda haciéndote un favor que no esperabas, o preocupándose por ti de una forma tan sincera que te sientas extrañado/a.Suele decirse que el mejor homenaje para las buenas personas es imitarlas. Pero no todo el mundo sabe practicar la bondad humana. Así surge la pregunta … ¿Las buenas personas nacen o se hacen?

• Desde la neurociencia hay muchas voces que defienden la tendencia innata del ser humano hacia la bondad. Sería algo arraigado a nuestra biología y que ensalza la psicología positiva.
• Las experiencias tempranas, los estilos de crianza, el contexto social y educativo, y las experiencias posteriores, podrían hacer que esta tendencia natural sufra variaciones.
• El propio acto de dar, de ofrecer, de ayudar y atender, debería ser por sí mismo un acto capaz de ofrecer felicidad y equilibrio interior. Sin embargo, no son muchas las personas que adquieren esta capacidad.

Las buenas personas ni siquiera son conscientes de la capacidad de empatizar que tienen con sus semejantes. Sienten los dolores del mundo y los interiorizan como propios, de ahí, que busquen cada día conseguir ese equilibrio externo para sentirse bien con ellas mismas.
Su bondad es altruista y se ofrece a cambio de nada. Para ellos/as el tiempo no existe, sus prioridades quedan relegadas y no existen distancias y aún menos las exigencias o los reproches.
Las buenas personas también se pueden cansar de serlo:
Si a lo largo de tu vida has abierto tu corazón a los demás, te has preocupado por hacer lo mejor cada día por quienes te rodean, es posible que en algún momento hayas llegado al límite. Porque aunque las buenas personas no quieren recibir nada a cambio, sí deben ser reconocidas. ¿La razón?

• Quien no es reconocido no es valorado.
• Quien no es valorado se adentra en el abismo de la “no existencia”.
• Los demás pueden acostumbrarse a tus buenas acciones, darlas por sentadas y los ruegos se vuelven, exigencias.
• Quien no es valorado por sus esfuerzos acabará deshilanchándose como una tela que no puede dar más de sí. No importará su fortaleza, porque también las buenas personas pueden acabar rompiéndose.

No lo permitas. Cuida a las buenas personas que te rodean como tus bienes más preciados. Cuídate tú, sin dudar nunca en poner límites y sin creer que por decir “no” o “basta”, dejas de ser un alma noble.

Bibliografía:
El don de las buenas personas está en los pequeños detalles, Valeria Sabater, 22 octubre 2015 https://lamenteesmaravillosa.com/don-las-buenas-personas-esta-los-pequenos-detalles/