Cómo pagamos los errores de nuestros antepasados, Nina Canault

Este libro para Desván de paz es un libro para recordar y recomendar a aquellos que quieran acercarse al mundo de la Psicogenealogía o Biodescodificación. Es un texto para ser leído con atención y a veces, incluso releerlo ya que expone algunos conceptos que  requieren una revisión para ser asimilados. Es un buen repaso histórico a los padres de la psicogenealogía y a las bases de esta terapia psicológica.
Pasamos a reproducir algunos fragmentos:

-Sus padres se casaron un 26 de abril, ¿y usted?-le preguntó Carole Labédan.
-Pues, yo también, responde Martine boquiabierta.
-Tuvieron 2 hijos. Y usted, ¿cuántos tiene?
-Dos, suspira Matine, sin salir de su extrañeza.
Desde ese momento, Martine se desplaza a través de los lazos impalpables de los parentescos. ¿Cómo se llama su abuelo paterno? ¿Dónde vivía? Aparte de su trabajo de sastre, su padre no le había dicho gran cosa. De su abuela, ¿qué más sabía ella?
Pero he aquí que ahora surge una evidencia. Introducirse en esta búsqueda revela que cualquier acto que creía haber elegido conscientemente (su empleo, su matrimonio, sus hijos) no se ha producido únicamente por una elección consciente. Y ha contribuido y contado también para ella sus comportamientos familiares, actitudes implícitas de su padre , de su madre o de cualquier otro pariente. Y, para poder conseguir comprender esto, Martine ha ido a consultar a un psicogenealogista.

El trabajo de un psicogenealogista consiste en sacar a la luz lo que Freud denominó la repetición, el enemigo más insidioso de la vida mental. Los especialistas de la genealogía hacen suyo este concepto, ampliando su sentido. Todos consideran-en efecto- que la repetición es mucho más compleja en su dimensión transgeneracional que en su dimensión individual. Más violenta, más radical, la repetición genealógica es completamente ineludible , y no se puede trabajar la historia familiar sin encontrarla.

Didier Dumas-Cuando se atienden niños y tomamos a nuestro cargo los problemas de los padres, la repetición se encuentra en sus aspectos más espantosos, ante todo genealógicos. Los que nos consultan sobre problemas que afectan a sus hijos lo manifiestan unánimemente. La llegada de un niño es siempre el reto de una repetición. Tener un niño es, en primer lugar, repetir lo que sus padres han hecho o han sido. Las mujeres te dicen: «Yo solamente he tenido como amantes a artistas, melenudos, tipos divertidos, y luego, no sé verdaderamente por qué ¡he tenido un hijo con un hombre tan rígido!…¡Es espantoso, es como mi padre!». Otras veces, es el quien te cuenta:»Estabamos muy enamorados, muy felices sexualmente, y desde la llegada de este niño, se acabó. No llegamos ni a tocarnos». En su infancia, han vivido a sus padres como asexuados, y cuando se convierten en padres o madres, se encuentran ellos mismos asexuados sin entender por qué. ¡Son los últimos en darse cuenta de que repiten lo mismo que sus padres! Y esta manera en la que cuentan que, una vez que se convierten en padres, pierden completamente la sexualidad, es la forma más corriente de repetición.

Para Didier Dumas, la repetición sólo se consolida en un síntoma si proviene de la similitud mental entre los dos padres. Considera que los problemas mentales no provienen nunca de uno solo de los padres. Para el, son debidos, principalmente a uno o a una de los fantasmas de los que son ellos mismos herederos.