Cuando vamos a decidir, tenemos ante nosotros diferentes opciones con consecuencias incluso para el resto de nuestra vida, para las cuales no sabemos qué es lo más conveniente.
Evaluamos las alternativas, hacemos listas, pensamos en las consecuencias, y muchas veces no consideramos la mejor opción y esa es la que nos genere paz. Es decir la que nos conecte con nosotros mismos, la que cerrando los ojos y silenciando nuestra mente nos coloca donde debemos estar resulta ser la más beneficiosa para la mayoría de los involucrados.
Nuestra intuición es la voz que nuestra alma nos invita a escuchar buscando acercarnos a lo que nos genere paz, tranquilidad, serenidad.
Debemos aprender a decidir sin escuchar a nuestro ego, el encargado de meternos en problemas y hacer de nuestra vida un drama. Actúa desde el miedo, desde su necesidad de conservación y siempre se siente amenazado. Cuando dejamos de identificarnos con él se siente en riesgo de muerte y tratara por todos los medios de llamar nuestra atención. El ego se hace sentir si le dejamos actuar por nosotros, por encima de nuestra consciencia superior. Al tomar decisiones, debemos hacer lo posible por no darle demasiada importancia y decidir desde el corazón, que nos ayudara a encontrar la paz interior.
Mantener la calma es difícil cuando intentas tu sola diseñar todo el espacio web y cada vez que consultas con un diseñador no quiere hacer pequeñas modificaciones sino directamente cambiar toda la plantilla.