Hay personas que nos rodean día a día, cuya función pareciera ser la misma que la de los ángeles: guiarnos hacia lo bueno.
Los creyentes dirán que es un ángel encarnado, que ha tomado forma humana para estar entre nosotros. Los más escépticos dirán que son buenas personas. Estas personas se convierten en guías espirituales y consejeros a tiempo completo para quienes los rodean.
Estos ángeles humanos tienen estas características:
Sensibilidad: Se trata de personas que sienten muy afectadas por todo lo que pasa a su alrededor. No les es indiferente la injusticia o la maldad. Eso puede hacer que sufran un poco, pero que siempre estén dispuestos a arriesgarse por hacer las cosas mejor.
Empatía: Cuando alguien a su alrededor tiene un problema, generan empatía automática. Se preocupan por los demás hasta olvidarse, a veces de ellos mismos. Siempre intentarán darlo todo para mejorar la vida de quienes aman.
Disfrutan de la soledad: A pesar de ser personas muy abiertas, buscan a menudo tener espacios de soledad, para poder encontrarse con ellas mismas.
Estar siempre atentos a los problemas de los demás y, en general, a las injusticias del mundo puede ser agotador. Encuentran la fuerza en el encuentro con su interior, la meditación y el silencio.
Ideales fuertes: Estas personas/ángeles tienen muy fuertes ideales sobre un mundo mejor. Creen en que es posible un mundo donde prime el amor, y luchan por ello. Saben que su vida tiene un propósito que va más allá de vivir para sí mismos, que sólo cumplirán su misión en relación a los demás y al mundo.
Intuición: Por último, son personas que parecen tener una habilidad especial para detectar cuando algo no anda bien. Cuando sienten algo con fuerza, saben que aunque no tenga una explicación racional, es así.
Al final, el tiempo casi siempre les da la razón. Intuyen cuando alguien tiene problemas, cuando algo va a salir mal, o simplemente cuando una persona no es de fiar. Siempre que deciden no escuchar a su instinto se arrepienten.
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