La actitud como herramienta para alcanzar éxito laboral

Me vais a permitir un plagio, ya que, esta entrada es prácticamente el artículo de Miguel Ayuso publicado en EL Confidencial, el 27 de mayo del 2014. Si hoy la incluyo aquí, se debe a que empeñada en encontrar «un trabajo satisfactorio y bien remunerado», ya he leído numerosos blogs sobre recursos humanos también innumerables debates de linkedin y hasta ahora, esta información es la que más me ha sorprendido.

«Cuando Bono, el cantante de U2”, se presenta en alguna organización con su misión de erradicar la deuda del tercer mundo, su primera pregunta es: ‘¿Quién es el Elvis aquí?’.

En opinión de Chris Baréz-Brown, consultor empresarial, CEO de Upping Your Elvis y autor del libro Brilla, sobrevive y destaca en el trabajo (Conecta), la pregunta que hace siempre Bono es clave para entender qué es lo que hace que la gente destaque en el trabajo y acabe siendo exitosa. “El Elvis que busca Bono”, explica Baréz-Brown, “es aquella persona que destaca, que infringe las normas, que logra que ocurran cosas, que brilla con fuerza y que está encantada con ello”.

Cuando se habla de las cualidades más importantes para desempeñar un trabajo suele citarse la formación, la experiencia, el compromiso… olvidando la verdadera razón por la que un directivo de recursos humanos contrata a una persona y no a otra: la actitud.
Si logras que tus colegas y clientes piensen que eres una persona brillante y simpática, poco importará que no seas la más sabia ni la más esforzada. Los empresarios reciben al día decenas de currículos y, evidentemente, la formación y la experiencia constituyen una criba. Pero en las entrevistas cara a cara, y en el momento de contratar a alguien, hay algo mucho más importante: que hayas caído bien a la persona que va a ser tu jefe. Y no es algo exclusivo de la entrada en una empresa. La actitud hacia tus compañeros y el modo en que te relaciones con ellos determinará tu carrera profesional.

La guerra del talento es un mito
Por mucho que se hable de la importancia de la meritocracia, de promocionar a las personas más validas, en pocas empresas e instituciones ocurre tal cosa.  Seth Godin, uno de los teóricos del marketing más importantes de nuestro tiempo, tiene claro que las empresas no buscan a gente con talento, buscan a gente con actitud y, más concretamente, a gente que les caiga bien.

Nadie, nunca jamás, contrata a alguien que le cae mal, por muy bueno que sea. “Hay muy pocos trabajos en los que sólo se pidan unas habilidades concretas”, explica Godin.“- Lo que realmente separa a los ganadores de los perdedores no es el talento, es la actitud. 
Deberíamos estar librando una guerra por la actitud. Una organización llena de gente honesta, motivada, conectada, con ganas de aprender y experimentar, con valores e impulsiva, siempre derrotará a aquellas que sólo tengan gente con talento.”.
Por mucho que se insista en la necesidad de tener conocimientos, incluso las instituciones que viven de esto reconocen que poco importa lo bueno que uno sea a la hora de encontrar un buen trabajo.  Al menos según Deepak Maholtra, profesor de negocios, organizaciones y mercados en la Harvard Business School, que siempre explica a sus alumnos que lo primero que una empresa tiene en cuenta para contratar a alguien, o negociar su salario, es que le caigas bien. Esto no significa que la actitud sea todo, pero importa muchísimo más de lo que pensamos. De hecho, poco importa tu experiencia y formación si al empresario que podría contratarte le caes mal. Nadie, nunca jamás, contrata a alguien que le cae mal, por muy bueno que sea. Y es algo que ocurre durante toda nuestra vida laboral: la gente que tiene éxito es aquella que tiene muchos amigos, dentro y fuera de su empresa.

Ser popular es también ser rentable

Si lo único que importa para triunfar en el trabajo es caerle bien a la gente, podríamos pensar que las cúpulas directivas están llenas de gente simpática, pero no brillante o competente.  Lo cierto es que, al menos, en el mundo de los negocios, nos guste o no, la gente simpática es también la más rentable.

En el fondo, una empresa es una organización: personas que trabajan juntas con el fin de alcanzar un objetivo común. Según explica el profesor de la Universidad de Harvard, Shawn Achor, en su libro La felicidad como ventaja (Integral): las personas que tienen más amigos en la oficina, son también las más productivas. “Un grupo de investigadores estuvo un año observando a 2.600 empleados de IBM, examinando sus conexiones sociales y utilizando fórmulas matemáticas para analizar el tamaño y el alcance de sus listas de contactos. Descubrieron que los empleados más conectados socialmente eran también los más productivos. Lograron incluso cuantificar la diferencia: de media, cada persona distinta con la que habían contactado por correo valía un ingreso añadido de 948 dólares”.

¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto? Hay quien puede pensar que son siempre las personas con capacidad de camelar a los demás, los que acaban escalando a lo más alto. Algo hay de cierto en esto, pero pensar que las personas con más amigos son siempre manipuladoras es una reducción al absurdo.

Los trepas tarde o temprano acaban cayendo, pues faltan a una de las cualidades importantes en los negocios y en la vida: la confianza. Son las personas agradecidas, tal como insiste una y otra vez el profesor de la Wharton Business School, Adam Grant, las que llegan a lo más alto: pues saben tener muchos amigos pero, además, les tratan bien.

¿Qué os ha parecido? Me encantaría que os animarais a dejar algún comentario, a ser posible con algun consejito para que esta blogger se convierta en la nueva líder de la divulgación científica. Y no me digáis, por favor, que deje de personalizar los textos de otros, que me gustan, porque no soy de dejaros nada más el enlace.